Hans-Georg Gadamer. Verdad y método.
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«Pero la autoridad de las personas no tiene su fundamento último en un acto de sumisión y de abdicación de la razón, sino en un acto de reconocimiento y de conocimiento: se reconoce que el otro está por encima de uno en juicio y perspectiva y que en consecuencia su juicio es preferente o tiene primacía respecto al propio. La autoridad no se otorga sino que se adquiere, y tiene que se adquirida si se quiere apelar a ella. Reposa sobre el reconocimiento y en consecuencia sobre una acción de la razón misma que, haciéndose cargo de sus propios límites, atribuye al otro una perspectiva más acertada.»
«La duración es una nota característica en la experiencia del arte. Una obra de arte nunca se agota. Nunca se queda vacía. Precisamente definimos la ausencia de arte, la imitación, el efectismo, etc. diciendo que lo encontramos «vacío». Ninguna obra de arte nos habla siempre del mismo modo. La consecuencia es que nuestra respuesta debe ser cada vez distinta. Otras sensibilidades, otras atenciones, otras aperturas hacen aflorar la figura única, propia, unitaria e idéntica, la unidad de la expresión artística, en una pluralidad inagotable de respuestas.»
«Comprender es participar inmediatamente en la vida, sin la mediación del pensamiento a través del concepto.»
«El que en el hablar sólo busca tener razón, no darse cuenta de cómo son las cosas, considerará lógicamente que es más fácil preguntar que dar respuesta, entre otras cosas porque no se corre el peligro de dejar a deber una respuesta a alguna pregunta. Sin embargo, el fracaso del que se pone a preguntar con esta intención viene a demostrar que el que está seguro de todo no puede preguntar nada. Para poder preguntar hay que querer saber, esto es, saber que no se sabe.»
«Todos sabemos que una pregunta cuya respuesta todos conocen sólo pueden contestarla los necios. La pregunta debe colocarse, plantearse, y esto quiere decir que implica una apertura donde caben diversas posibilidades de respuesta. Que la respuesta dada sea razonable, es el único resultado del examen que cabe evaluar. Una respuesta correcta pueden encontrarla los ordenadores y los papagayos con mucha mayor celeridad.»
«La conversación posee una fuerza transformadora. Cuando una conversación se logra, nos queda algo, y algo queda en nosotros que nos transforma. Por eso la conversación posee una afinidad peculiar con la amistad. Sólo en la conversación (y en la risa común, que es como un consenso desbordante sin palabras) pueden encontrarse los amigos y crear ese género de comunidad en la que cada cual es él mismo para el otro porque ambos encuentran al otro y se encuentran a así mismos en el otro.»
«El no oír y el oír mal se produce por un motivo que reside en uno mismo. Sólo no oye, o en su caso oye mal, aquel que permanentemente se escucha a sí mismo, aquel cuyo oido está, por así decir, tan lleno del aliento que constantemente se infunde a sí mismo al seguir sus impulsos e intereses, que no es capaz de oír al otro. Este es, en mayor o menor grado, y lo subrayo, el rasgo esencial de todos nosotros. El hacerse capaz de entrar en diálogo a pesar de todo es, a mi juicio, la verdadera humanidad del hombre.»
«De mis tiempos de estudiante guardo el recuerdo de un seminario con Husserl. Los ejercicios de seminario, como se sabe, suelen promover dentro de lo posible el diálogo de investigación o al menos el diálogo pedagógico. Husserl, que en los primeros años veinte era profesor de fenomenología en Friburgo, no era un maestro del diálogo precisamente. En aquella sesión formuló al principio una pregunta, recibió una breve respuesta y dedicó dos horas a analizar esta respuesta en un monólogo ininterrumpido. Al final de la sesión, cuando abandonó la sala con su ayudante Heidegger, le dijo a éste: «Hoy ha habido un debate muy animado».»
«La representación del arte implica esencialmente que se realice para alguien, aunque de hecho no haya nadie que lo oiga o que lo vea».
SINOPSIS: «Verdad y método», de Hans-Georg Gadamer.
«Esta es la obra maestra del gran filósofo alemán de la hermenéutica. Pocos textos contemporáneos de alta erudición han influido tanto en la filosofía, el arte y el pensamiento como este Verdad y método. El fenómeno de la comprensión y la correcta interpretación de lo comprendido no es sólo un problema especifico de la metodología de las ciencias del espíritu. Ya desde su origen histórico el problema de la hermenéutica va más allá de las fronteras impuestas por el concepto de método de la ciencia moderna. Comprender e interpretar textos no es sólo una instancia científica, sino que pertenece con toda evidencia a la experiencia humana del mundo. Su objetivo es rastrear la experiencia de la verdad allí donde se encuentre e indagar su legitimidad. De este modo las ciencias del espíritu viene a confluir con las formas de la experiencia que quedan fuera de la ciencia; con la experiencia de la filosofía, con la del arte, con la de la misma historia. Formas de experiencia en las que se expresa una verdad que no puede ser verificada con los medios de que dispone la metodología científica. Verdad y método intenta cumplir esta exigencia vinculando lo más estrechamente posible los planteamientos de la historia de los conceptos con la exposición objetiva de su tema. La meticulosidad de la descripción fenomenológica, que Husserl convirtió en un deber, la aplitud del horizonte histórico en el que Dilthey ha colocado todo su filosofar, así como la interpretación de ambos impulsos en la orientación recibida de Heidegger dan la medida que el autor desea aplicar a su trabajo.»
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