Anders Ericsson y Robert Pool. Número uno.
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«La gente supone que alguien que lleva veinte años conduciendo tiene que ser mejor conductor que alguien que lleva cinco; que un médico que lleva veinte años practicando la medicina tiene que ser mejor que otro que lleva cinco; que un maestro que lleva enseñando veinte años tiene que ser mejor que uno que lleva cinco. Pero no es así. La investigación ha mostrado que, en términos generales, una vez que una persona alcanza ese nivel de ejecución y automatismo “aceptable”, los años de práctica adicionales no conducen a una mejora. Al contrario, es probable que el médico, el profesor o el conductor que llevan veinte años en lo suyo sean un poquito peores que los que llevan solo cinco, y la razón de ello es que esas habilidades automatizadas se deterioran gradualmente en ausencia de esfuerzos deliberados para mejorar.»
«Por muchas sesiones semanales a las que asistamos, buena parte del esfuerzo lo invertiremos en practicar por nuestra cuenta haciendo ejercicios que nos haya encargado el instructor. Necesitamos un profesor que nos guíe lo máximo posible para esas sesiones, que no nos diga solo qué debemos practicar, sino a qué aspecto debemos prestar atención, qué errores hemos cometido y cómo reconocer una buena ejecución. No podemos olvidar que una de las cosas más importantes que puede hacer un profesor es ayudarnos a desarrollar nuestras representaciones mentales para que podamos supervisar y corregir nuestra propia ejecución.»
«Diversos estudios han mostrado que el factor clave que determina la comprensión que tiene una determinada persona de una noticia sobre un partido de fútbol o de béisbol es cuánto sabía previamente esa persona sobre el deporte en cuestión.
La razón es simple: si uno no sabe mucho sobre ese deporte, todos los detalles le parecerán básicamente un puñado de datos sin relación alguna, y recordarlos no le resultará mucho más fácil que recordar una lista de palabras aleatorias. Pero si uno entiende de ese deporte, ya ha establecido una estructura mental para darle sentido, ha organizado la información y la ha combinado con todas las demás informaciones relevantes que ya había asimilado previamente. La nueva información pasa a formar parte de una historia en curso, y como tal se desplaza rápida y fácilmente a nuestra memoria a largo plazo, permitiéndonos recordar una parte de la información contenida en el artículo mucho mayor de la que podríamos recordar si no estuviéramos familiarizados con el deporte que describe.
Cuanto más estudiamos un tema, más detalladas se hacen nuestras representaciones mentales de él y más fácil nos resulta asimilar nueva información. Así, un experto en ajedrez puede observar una serie de movimientos en notación ajedrecística que para la mayoría de la gente resultan un auténtico galimatías. De la misma similar, un músico experto puede ver una partitura de una nueva composición y saber cómo sonará antes de tocarla siquiera.»
«En el cerebro, cuanto mayor es el reto, mayores son los cambios, pero solo hasta cierto punto. Diversos estudios recientes han mostrado que el aprendizaje de una nueva destreza es mucho más eficaz de cara a desencadenar cambios estructurales en el cerebro que limitarse simplemente a seguir practicando una destreza que ya se ha aprendido. Por otra parte, forzar el cerebro demasiado y durante demasiado tiempo puede llevar al agotamiento y a un aprendizaje ineficaz. El cerebro, como el cuerpo, cambia más deprisa en el punto óptimo en el que se ve un poco forzado más allá de su zona de confort, pero no excesivamente.»
SINOPSIS: «Número uno», de Anders Ericsson y Robert Pool.
«¿Por qué hay algunas personas que son increíblemente buenas en lo que hacen? En el deporte, la música, la ciencia o los negocios siempre ha habido figuras excepcionales. «Tiene un auténtico don», decimos asombrados. Pero ¿existe realmente el talento innato? Anders Ericsson ha descubierto ese don en atletas, músicos, médicos o ajedrecistas entre otros, pero también asegura que en realidad todos nacemos con algún don y que tenemos la capacidad de crear habilidades, mediante el entrenamiento y la práctica, gracias a la increíble adaptabilidad del cerebro y del cuerpo humanos. También nos asegura que los principios de la práctica deliberada que aplican los «números uno» de las más variadas disciplinas ofrecen también excelentes resultados a todas aquellas personas o empresas que desean mejorar.»
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