Ángel Martín. Por si las voces vuelven.

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«En tu cabeza tienes voces de padres, amigos, hermanos, parejas, familiares, profesores, jefes, compañeros, actores, músicos, algunas que tú mismo has inventado e incluso algunas de personas que murieron hace tiempo o no hace tanto. Hay cientos de voces esperando que las necesites para relatar algún recuerdo o simplemente bromear. La única diferencia entre estar cuerdo o estar loco es tenerlas o no bajo control.»


«Al haberme vuelto loco he descubierto que la mayor parte del tiempo decidimos que fulanito o menganito está muy loco simplemente porque ha llevado nuestro horizonte de la lógica o cordura medio paso más allá de donde nosotros somos capaces de llegar. El único problema que tiene creer que todas las interpretaciones que hacemos son reales y correctas es que, como a veces te las inventas, no siempre son buenas.»


«Lo primero que descubres cuando cruzas el umbral de la locura es que lo que vemos y escuchamos es solo la primera capa de lo que en realidad está pasando.»


«Sospecho que las drogas y el alcohol sencillamente fueron como ese salto en modo bomba que haces al interior de una piscina cuando todo está tranquilo y, como la piscina está hasta arriba de agua, pones perdido a todo dios. 

En cualquier caso, lo único que importa es que el tipo que era antes ya no está porque, gracias a ese lote de preguntas que me vino a la cabeza nada más salir del hospital, no tuve más remedio que reconstruirme desde cero. 

Y aunque haber tenido que poner en duda absolutamente todos y cada uno de los pensamientos que había dado por sentado durante cuarenta años desde el fondo de un pozo terriblemente oscuro ha sido la cosa más agotadora a la que me he enfrentado nunca, también ha sido el regalo más fascinante que me ha dado la vida.»


«Lo verdaderamente duro de volverse loco es la recuperación de la cordura. Si nunca te has vuelto loco, recuperar la cordura quizá pueda compararse, aunque con muchísima distancia, con despertar justo después de un sueño en el que te has quitado de encima todos los problemas que te aplastan a diario en esta vida.»


«Igual que hay psiquiatras y psicólogos muy buenos, también los hay que son una puta mierda. Lo digo porque muchas veces nos bombardean por todas partes sobre la importancia de recurrir a un psicólogo o psiquiatra que nos pueda echar un cable a poner orden por ahí dentro cuando nos sintamos muy perdidos, pero muy poquitas veces nos comentan que algunos son tan malos que deberían prohibirles ejercer.

Lo aclaro para que si de repente sientes la necesidad de pasar por uno y, después de una sesión, notas que te ha tratado regular, tengas muy claro que seguramente sea porque, en efecto, te ha tratado regular, no porque estés poco receptivo. Lo mejor que puedes hacer es buscar a otro con el que te sientas bien.

El hecho de tener un papel en el que pone que eres oficialmente tal o cual cosa no te convierte de inmediato en alguien bueno en esa tal o cual cosa. Te convierte en alguien que simplemente consiguió sacar la nota que pedían para conseguir ese papel.»


«Pues resulta que mientras estuve loco descubrí que, en realidad, no somos más que una de los miles de millones de vidas que estamos viviendo al mismo tiempo. Digamos que, aunque cada día nos vemos obligados a tomar mil decisiones -algunas más importantes que otras-, mi cabeza decidió que las estaba tomando todas. Lo único que pasa es que podemos elegir a cuál de ellas queremos ir de forma más consciente. Así que mientras estuve loco fui plenamente consciente de la cantidad de opciones que tenemos cada segundo y, por culpa de eso, incluso parpadear era algo agotador porque con cada decisión estaba sacrificando millones de posibles vidas.»

SINOPSIS: «Por si las voces vuelven», de Ángel Martín.

«Hace unos años me rompí por completo. Tanto como para que tuvieran que atarme a la cama de un hospital psiquiátrico para evitar que pudiera hacerme daño.

No tengo ni idea de cuándo empezó a formarse mi locura.

A lo mejor nací genéticamente predispuesto.

A lo mejor fui macerando una depresión al callarme ciertas cosas por no preocupar a los demás.

O a lo mejor simplemente hay cerebros que de la noche a la mañana hacen crec y se acabó.

Si algo he descubierto en todo este tiempo es que cuando cuentas abiertamente que se te ha pirado la cabeza la gente enseguida le pone el sello de tabú. Aunque este libro lo he escrito para mí, por si las voces vuelven, es para cualquiera que haya pasado o esté pasando por algo parecido, y así romper de una vez por todas el estigma de las enfermedades mentales. Pero si simplemente te apetece jugar a ver el mundo como yo lo vi mientras perdí el contacto con la realidad, este libro también es para ti. Si escuchas bien las voces, descubrirás cosas fascinantes como esta:

NO NECESITAS LLEGAR A TOCAR FONDO PARA RECONSTRUIRTE DESDE CERO

¿Empezamos?»

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